+34 640 505 630 info@artisal.com

Texto y fotos Olga Briasco

Viaje fotográfico viajero inquieto
La ciudad de Prayagraj es un auténtico epicentro de fe y devoción. Un ir y venir de personas de todas las partes de la India cargadas con maletas y bolsas que acuden a la confluencia sagrada de los ríos Ganges, Yamuna y Saraswati para purificarse en sus aguas. Es el Kumbh Mela, la mayor peregrinación espiritual del mundo. Y más este 2025, pues se celebra el Maha Kumbh Mela, que tiene lugar cada 144 años, cuando el Sol y la Luna se alinean de una forma específica y Júpiter entra en Acuario. En total, 45 días de celebración en los que se esperan 400 millones de personas, entre peregrinos, sadhus (ascetas), turistas y curiosos. Para ello se ha construido una ciudad efímera de veinte kilómetros cuadrados que se despliega a lo largo de los ríos. Ahí es donde realmente se desarrolla el festival. 

En la ciudad provisoria hay ríos de gente. Hombres, mujeres, menores. Muchos cargan sus pertenencias sobre su cabeza. El murmullo es ensordecedor y es imposible no empujarse o no chocar. Tanta, que los rickshaw no pueden pasar, así que por unos días no tendré el sonido del claxon metido en mi cabeza —es un sonido típico de la India—. A medida que me acerco a esas tiendas hay más personas. A veces hay que detenerse y meterse en esa corriente. Muchos me miran. Soy de las pocas turistas que hay aquí. Me piden selfies e incluso noto cómo me hacen fotos. Me resulta curioso porque para mí ellos son los exóticos. Tanto, que mi cámara no para de encontrar motivos que fotografiar: una niña hace malabares sobre la cuerda floja, vendedores de especies y flores, un santón bendice a una mujer… Todo es una fotografía. Y en color naranja,  característico del hinduismo porque significa renuncia. 

Paseo por los pasillos que conectan las diferentes tiendas. En ellas, escondidos, se encuentran los sadhu, monjes ascetas hindúes que, para alcanzar la iluminación espiritual, aceptan seguir una vida de penitencia y austeridad. También están los naga sadhus, santos desnudos y con el cuerpo embadurnado de vibhuti (o ceniza sagrada) que pasan la mayor parte de sus vidas en pleno Himalaya. Están ahí sentados en flor de loto, bendiciendo a quienes se acercan —y les dan un donativo— y generando un revuelo a su alrededor. Su cabello con rastas, sus cuerpos cubiertos de ceniza son testimonio de su austeridad. Algunos tienen largos collares hechos con flor de cempasúchil y se pasan el chillum, una pipa hecha de barro. Por las noches se calientan con una hoguera. Es aquí donde las posibilidades fotográficas se multiplican, pero también donde pones a prueba tu pericia. Sí, fotografiarles no es tan sencillo como parece. Puede haber algún empujón, que un brazo entre en el encuadre… o puede ser que esa foto sea espectacular. La paciencia tiene eso. 

Viaje fotográfico viajero inquieto
La vida discurre en esa ciudad efímera, pero es a orillas del río donde está el corazón del Kumbh Mela. En el Sangam quedó derramada una gota del amrita, el néctar de la inmortalidad, de ahí que sea uno de los puntos más sagrados para el hinduismo. Y más cuando los astros se conjugan cada doce años, pues el Ganges alcanza un poder especial para limpiar los pecados. Junto al río es donde siento más el recogimiento de los peregrinos. Hombres, mujeres y niños se acercan hasta las aguas y lentamente se adentran en ellas. Casi todas las mujeres van en saris, que al mojarse realzan su figura. Debe estar fría, pero su devoción les lleva a sumergirse en silencio. Algunos hacen un cuenco con sus manos y beben. Su creencia les llevará a limpiarse los pecados. Con suerte también podrán alcanzar la inmortalidad. En ese agua turbia flotan las flores, velas y barquitos de papel que han dejado los devotos. Todo gira alrededor del río. 

Es en el Sangam y en unos días concretos donde tienen lugar los baños sagrados, conocidos como Shahi Snans. Vivir ese momento es una experiencia única; nadie duerme esperando ese gran momento en el que miles de sadhus y peregrinos se preparan para la inmersión. Hay filas de periodistas luchando por la foto y millones de personas asistiendo al espectáculo. Rodeada de una multitud devota —35 millones de personas cuando estuve—, me siento una espectadora privilegiada, observando los miles de móviles alzados para grabar ese momento, los rostros de admiración de los presentes y ese caos que no estropea la espiritualidad del ritual. Nunca me hubiera podido imaginar tanta gente junta y, seguro, que no vuelva a verla… A no ser que vaya a otro Kumbh Mela —no descartemos nada—. 

Viaje fotográfico viajero inquieto
Los naga babas lideran la procesión. Bailan, gritan y alzan sus brazos en estado de júbilo. La expectación y reverencia es máxima, pero también se respira una energía especial. Hay tanta gente que veo el espectáculo entre las cabezas de unos jóvenes que me han dejado un hueco. Estoy apretada y algo agobiada, pero asombrada de esa magia que se palpa en el ambiente. Esa procesión se dirige a las aguas sagradas del Sangam, donde purificarán el alma y eliminarán los pecados. Es imposible acercase hasta allí. No tengo la foto, pero sí una experiencia que aún recorre por mi cuerpo y me hace sentir viva. 

Han pasado algunas semanas desde el viaje fotográfico al Kumbh Mela, pero aun se me pone la piel de gallina al recordar aquella experiencia. Su intensidad, su espiritualidad, el fluir de personas, los colores y olores vienen a mi mente como una imagen imborrable. Seguro que pasan los años y ese hormigueo por haber vivido esa experiencia sigue recorriendo mi cuerpo. También viajar a la India, un país que realmente te cautiva precisamente por esa espiritualidad de la gente y su modo de vivir tan conectado con el mundo divino.

 

Si quieres saber más sobre el Maha Kumbh Mela…

 

Viaje fotográfico viajero inquieto

MAHA KUMBH MELA 2025

¡Bienvenido al peregrinaje religioso más grande del mundo!. Es el Kumbh Mela que se celebra cada doce años en una de las consideradas ciudades santas del Induismo…

Viaje fotográfico viajero inquieto

FOTOGRAFIAR LA ESPIRITUALIDAD DE LA INDIA

La India ofrece muchas alternativas, desde el caos de Delhi o Agra hasta el misticismo de la ciudad de Varanasi.

Abrir chat
Hola
¿En qué podemos ayudarte?